
'Temperamento impetuoso, inteligencia despierta y corazón romántico, en su juventud, de estudiante, se destaca por su carácter y sus condiciones excepcionales.
En 1869 egresa de la Facultad de Derecho de Buenos Aíres distinguido entre todos sus condiscípulos, que fueron después ciudadanos de alta actuación en la República.
Su tesis llamó la atención por la profundidad de las teorías que expuso y la limpidez de su estilo rotundo y terso. Versó sobre el tema: "Estudio sobre las obligaciones naturales".
Lanzado a la candente arena política, parte luego como ayudante del general Paunero a la guerra del Paraguay, interviniendo en todos los combates en que actuaron las fuerzas de Buenos Aires con singular bravura y denuedo. En uno de ellos fué herido. Ocupa después el puesto de secretario en la delegación argentina en Asunción del Paraguay y más tarde en la de Río Janeiro, donde se conquista simpatías y renombre.
Miembro de la legislatura de la Provincia de Buenos Aires, fué también diputado y senador nacional en varias épocas resonantes, en la que su personalidad se acentúa con contornos de apóstol de grandes ideales de libertad.
En 1880 en la Legislatura de la Provincia en largas sesiones que comienzan el 12 de Noviembre y terminan el 22 del mismo mes, el doctor Alem pronuncia un discurso sobre el proyecto de federalización de la ciudad de Buenos Aires, que es honra de la oratoria y la elocuencia argentina, por la versación que reveló en derecho constitucional. En esa notable pieza expone sus puntos de vista sobre dicho problema, con decisión y energía, que fueron siempre su característica a través de su fecunda labor cívica y política.
En 1890, al frente del glorioso movimiento revolucionario que tuvo como punto céntrico el cuartel del Parque de Artillería, en la Plaza Lavalle, de la metrópoli argentina, el doctor Alem surge definitivamente como un símbolo redentor de la democracia argentina.
Tribuno, pensador, poeta, sensible a las hondas emociones acrisoladas en su alma recta, sufre destierros, persecuciones indecibles y se inmola el 1° de Julio de 1896 en esta capital, ante el estupor y el dolor de todo el país.
"El deber no se cumple sino haciendo algo más de lo que el deber manda", esta fué una de sus máximas austeras y espartanas.
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