(Luján, 1854 -
La Plata, 1911) Naturalista argentino. Asistió a la escuela elemental de Luján
y sorprendió a su maestro con su precocidad y curiosidad por saber y
comprender. Allí había residido muchos años Francisco Javier Muñiz, cuyos
descubrimientos paleontológicos se conservaban en la tradición local y pronto
atrajeron al joven Florentino.
A instancias de su maestro fue a Buenos
Aires, aprendió francés (con lo que accedió a lecturas científicas en esa
lengua) e ingresó en la Escuela Normal de Preceptores. Nombrado maestro de
Mercedes en 1869, la proximidad de esta ciudad con Luján le permitió conocer
los fondos del Museo Histórico Natural que dirigía entonces Burmeiste
Sus primeros trabajos le valieron la
burla y un cierto desdén, pero él no se desalentó. En 1871 inició la redacción
de La antigüedad del hombre en el Plata, obra que terminó en 1875 y
publicó cinco años después. Comenzó a enviar trabajos a la Sociedad Científica
Argentina, la cual premió su memoria sobre El hombre cuaternario en la pampa
(1876), llegándole estímulos de los científicos.
Viajó a Europa en 1878; allí expuso sus
hallazgos en la Exposición de París, realizó trabajos de campo, publicó y
presentó memorias al Congreso de Antropólogos de París (1878) y al de
Americanistas de Bruselas (1879). Regresó a Argentina en 1881, ya mundialmente
consagrado como antropólogo y geólogo. Fue director del Museo de Historia
Natural (1902) y dictó cátedras en Córdoba, Buenos Aires y La Plata.
Su trabajo muestra una
clara influencia de las ideas del filósofo Herbert Spencer, quien postulaba una
noción inmanente de la evolución como base para su teoría del progreso. Para
Ameghino, como para Spencer, las leyes que rigen el mundo físico son las mismas
que valen para el mundo humano, tanto en el plano individual como en el
político-social.
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