Un
accidente infantil por el que se rompió la tibia y su larga convalecencia lo
obligaron a permanecer durante meses en reposo. Con ocho años de edad, esta
impuesta quietud propició el descubrimiento de la lectura y en particular,
guiado por su padre, de autores como C. Dickens o W. Irving. En su juventud,
Wells estudió biología en la Normal School of Science de Londres, y alejado del
humanismo clásico, se situó en una posición más cercana a las ciencias, que le
proporcionó buena parte de la energía creadora que nutrió su trayectoria como
novelista.
Su
producción podría dividirse en tres etapas: la de novela científica, la
familiar y la sociológica. La novela científica comenzó con el fin de la
Segunda Guerra Mundial y se convirtió pronto en un género popular, y las
escritas por Wells son obras maestras del género gracias a su interés
científico, así como a sus sólidas estructuras estilísticas y a su prodigio
imaginativo. Basta como ejemplo la primera de ellas, La máquina del tiempo
(1895), en la que el inventor de la máquina puede viajar hacia el pasado o el
futuro con un sencillo movimiento de palanca.
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