Hijo de genoveses, ricos
comerciantes y armadores de barcos, entra en contacto con la pintura en los
museos de Europa, adonde lo habían llevado los negocios familiares. A su
regreso, y contando ya veintisiete años, comienza su formación artística con
Francesco Romero, Giuseppe Aguyari y Ernest Charton.
Por otra parte, forma parte del grupo de artistas e
intelectuales que en 1892 fundan el Ateneo, de cuyo primer salón, organizado al
siguiente año, oficia como jurado y expositor presentando seis obras. En 1894
Sívori expone en el segundo salón del Ateneo Coquetterie, Entre dos
luces y Las guachitas, esta última una de las pocas obras vendidas
de toda la exposición.
Hacia fines de siglo su pintura se torna luminosa y radiante, alejándose
cada vez más del carácter naturalista de sus primeras obras. Por otro lado, es
reconocido como uno de los primeros artistas argentinos en incursionar en la
técnica del aguafuerte.
Eduardo Sívori ejerce la docencia durante muchos
años. En 1905, siendo presidente de la Sociedad Estímulo, organiza la
transferencia al Estado Nacional de la Escuela de Bellas Artes fundada en 1876
por aquella institución. La Escuela pasa a llamarse Academia Nacional de Bellas
Artes, y Sívori es su primer vicedirector acompañando en la gestión a Ernesto
de la Cárcova, que ocupa el cargo de director. Ambos renuncian en 1908, aunque
Sívori se mantiene al frente de algunos cursos. Más tarde actúa como
representante de la Comisión Nacional de Bellas Artes, dependiente del ente
dedicado a organizar los festejos de los cien años de la Revolución de Mayo.
Dicha comisión prepara la Exposición Internacional de Arte del Centenario,
abierta al público en 1910.
Es un artista prolífico. Continúa pintando y
enviando obras a los Salones Nacionales desde su fundación en 1911 hasta el
mismo año de su muerte, ocurrida en 1918.
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